El vicio es una mentira, que se dice bien en la parábola del caballo hambriento, que ofreció un granero lleno de avena a cambio de que se corte la cabeza.
El deseo es un caballo, pero los mendigos son demasiado perezosos para aprender a montar a caballo. La sublimación de sus deseos, incluso los más estúpidos, en una dirección útil genera milagros.